Pues la ciudad que comentábamos en la anterior
entrada era la portuguesa Covilhã (seguimos con nuestra fijación
ibérica) y lo que aparece en la foto es la pasarela peatonal, el
Ponte da Ribeira da Carpinteira para ser más exactos, de Carrilho da Graça. A
su vez el corajudo personaje del que hablábamos no es otro que Pêro da Covilhã,
precursor de Vasco da Gama. No pensarás, querido lector, que he ido a Covilhã solo a ver una pasarela, aun siendo
tan espectacular como esta con sus 220 metros de longitud. Freaks
somos, a qué negarlo, pero pardiez no tanto. Iremos desgranando los atractivos
(a menudo ocultos) de la ciudad y los alrededores. Hay más sorpresas
arquitectónicas (últimas).
Covilhã es una ciudad de urbanismo imposible. Se halla desparramada
sobre varias empinadas lomas que dan acceso a la Serra da Estrela, que atesora el punto más alto del Portugal
continental con 1.993 metros (João VI por aquello de redondear mandó construir
en dicho lugar una torre de 7 metros a principios del XIX con lo que puede
decirse que con trampa llega a 2.000, recordemos ya puestos que el punto más
alto del país se encuentra en las Azores). Era por tanto imperativo en un
intento titánico por vertebrar este caos vertical la creación de nexos que
facilitaran la comunicación entre el bairro
alto, el más antiguo, preñado de bellos ejemplos de arte urbano, y las
barriadas más bajas, donde se sitúa la universidad (en la que destaca un potente edificio brutalista que bien podría haber diseñado Lina Bo Bardi) y las
urbanizaciones más modernas, junto al centro comercial de rigor y el hospital
(al que da nombre nuestro agente secreto en misión por las indias, Pêro da
Covilhã), todos ellos buscando la cómoda horizontalidad de la amplia llanura
que se extiende a los pies de la sierra. Uno de los conectores que intenta
paliar este paroxismo vertical es como decíamos el metafísico puente de JLCG terminado
en 2009 (finalista de los premios Mies van der Rohe en 2011), que genera una suerte de horizonte alienígena; otro es el vertiginoso
ascensor inaugurado hace apenas tres años.
Ya que estamos, de Covilhã convendría decir también que fue
importante centro de elaboración de productos derivados de la lana ya desde el
siglo XVI (Gil Vicente lo nombra en una de sus obras). El mismísimo Marqués de Pombal potenció dicha actividad, y las factorías de lanifícios de la ciudad llegarían a elaborar los uniformes del ejército luso. En 1972 había registradas 99
empresas dedicadas al procesado de la lana y trabajaban en ellas casi 7.000
operarios, hoy se sigue manteniendo la actividad pero a una escala mucho menor
(apenas quedarán 15 empresas), siendo buena parte de los edificios que alojaron
estas fábricas fantasmagóricas ruinas (nada hay más portugués que la ruina, a
menudo convertida en poético artificio), aunque algunos han recobrado nueva
vida, de hecho la universidad está en parte alojada en una de estas antiguas
factorías. El lema de la ciudad (A tecer o futuro: "tejiendo el futuro") y su logo no se olvidan de ese importante pasado textil. Por último decir también que PT, la Telefónica portuguesa (hoy en manos de la multinacional Altice) tiene aquí un centro de proceso de datos, diseñado también por JLCG, en forma de
enorme cubo gris.
Por hoy creo que nos vale. Tienes información y fantásticas fotos del puente aquí, y si te apetece saber más sobre la ciudad no te pierdas este artículo de César Antonio Molina.
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