viernes, 26 de diciembre de 2014

Luftwerk


Qué sería de la Navidad sin sus luces...Luftwerk han iluminado de una manera muy especial la casa Farnsworth de Mies. No te pierdas el video.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Belenes


Pues volvió la Navidad. Hoy te traemos varios belenes y los arquitectos que bien podrían tenerlos en sus casas...
Chipperfield

Zaha Hadid

Niemeyer


Herzog & De Meuron

Moneo


Jürgen Mayer


Delugan Meissl

Tadao Ando
Eisenman

Pallasmaa
Shigeru Ban

Foster


Piano
Koolhaas (sí, es un belén)


                                                           Kéré

Gehry
Buckminster Fuller (sí, también es un belén)



domingo, 14 de diciembre de 2014

Ventanas indiscretas


"En la obra de Modiano se repite una y otra vez la imagen de esas ventanas iluminadas en la noche de las que no podemos apartar la mirada. “Nos decimos que detrás de ellas alguien a quien hemos olvidado espera nuestro regreso desde hace años, o bien que ya no hay nadie. Salvo una lámpara que se ha quedado encendida en el piso vacío”.' (Gustavo Martín Garzo. La muchacha indecible en El País).

"La cabaña, que al mismo tiempo evoca el origen de la arquitectura y niega sus intereses y valores, posee otra característica compartida con los pequeños objetos arquitectónicos de autor: el enigma de su morador. La pequeña cabaña aislada acoge a un individuo-centro y niega la vida en comunidad. Su ocupante ha optado por la soledad y el aislamiento, aún temporalmente. La cabaña habitada nos interroga con los signos de la presencia de su ocupante: la chimenea humeante, la luz en la ventana, la bicicleta junto a la puerta,... Como la prudente Gretel en el cuento de los hermanos Grimm, o en la ópera de Humperdinck, la cabaña nos atrae y nos excluye. Recelamos de la reacción de su ocupante a nuestra intromisión. Las cabañas de Heidegger, de Hamsun, de Lawrence, o las de Mahler, de apariencia rústica y despersonalizada, poseen el misterio de un pequeño velero en alta mar. Avistado en la lejanía, su escasa envergadura en la mitad del océano, suscita una pregunta que no tiene sentido ante un gran transatlántico ¿Quién navega en él? (Fernando Agrasar, Lugares que fueran... en Cabañas para pensar).

"Como construcción material, un edificio no es un objetivo o un fin en sí mismo. Modifica y condiciona nuestra experiencia de la realidad: un edificio enmarca y estructura, une y separa, facilita y prohíbe.(...) Como consecuencia de esta acción implícita, el encuentro corporal con una estructura arquitectónica, su espacio y su luz, constituye un aspecto inseparable de la experiencia. Las imágenes arquitectónicas son invitaciones y promesas: el suelo es una invitación a levantarse, estabilizarse y actuar; la puerta nos invita a entrar y pasar a su través; la ventana, a mirar fuera; la escalera, a subir y bajar. (...) La esencia poética de la arquitectura no puede presentarse con más intensidad que cuando oímos caer con fuerza la lluvia sobre un tejado que nos protege o cuando vemos una luz, en la ventana de nuestra casa, que nos da la bienvenida en la oscuridad de una fría noche de inverno". Juhani Pallasmaa, La imagen corpórea).

lunes, 8 de diciembre de 2014

Más madera



Un Guggenheim de madera
 Pues vamos a seguir con la madera. En Helsinki acaban de dar a conocer los cinco finalistas del Guggenheim que se planea construir en la capital báltica. Todos ellos con un punto en común: el uso de dicho material. Aunque aún es difícil hacerse a la idea dado que los proyectos están algo verdes, por ahora me decanto por el que ves en la foto. No se sabe de qué estudio es, el dato se mantiene en secreto, pero me da que puede ser de Jürgen Mayer (el que nos la dio con queso en Sevilla). Aquí tienes más fotos y una descripción del edificio, una amalgama de torres que se compara a un cofre del tesoro o a un faro. El jurado pone pegas a la cantidad de ascensores que van a hacer falta para llevar a los visitantes a las distintas salas.
Chipperfield, como Hansel, perdido en su bosque de ficción
Sigo. ¿Sabías que Chipperfield va a dar una vuelta a la Neue Nationalgalerie que levantó Mies en 1968 en Berlín? (Dios los cría y ellos se juntan). Justo antes de la restauración el sobrio arquitecto muy presente en España ha montado una instalación en el museo consistente en poner literalmente un bosque (144 troncos de abeto) en el interior de la diáfana construcción. La exposición se llama "Sticks and Stones" (Palos y piedras) en referencia a un dicho inglés que reza así: "Sticks and stones may break my bones / But names will never hurt me" que viene a querer decir que hay que pasar más de lo que digan de tí (una interesante lección en una semana en la que ha habido no pocos palos por aquí, por cierto). De paso también hace referencia al intenso proceso de andamiaje que espera al museo durante al parecer varios años de detallada restauración (no en vano fue el propio Mies el que dijo aquello de que "Dios está en los detalles"), a la presencia del bosque en el folklore germano (quién no recuerda Hansel y Gretel) y por si fuera poco pretende además reivindicar la forma de la columna, secuestrada por la arquitectura nazi y convertida en símbolo autoritario. Recientemente en The Guardian el arquitecto al que la curva se le antoja demasiado ruidosa alababa el pathos alemán: "La guerra y el hecho de que Alemania tuvo que reconstruirse a sí misma espiritualmente tanto como físicamente implica que es una sociedad mucho más reflexiva que la inglesa. La nuestra es una cultura basada en el éxito. Si algo tiene éxito tiene éxito. Mientras que en Berlín hay mucho debate
Koolhaas ecocool
sobre el significado de las cosas". Recordemos de paso lo muy valorado que Chipperfield está en Alemania, donde su austera arquitectura ha encontrado más reconocimiento que en su propio país. Dejamos a Chipperfield con otra interesante cita de dicho artículo acerca del tradicional desamor británico hacia Europa: "Me parece un punto de vista sobre el mundo nada generoso. Sospecho que esta tendencia hacia lo pequeño en lugar de hacia lo grande es protectora, traza líneas y me resulta retrógrada".  Ahí queda eso. Sigo. Lo de los árboles transplantados contra natura dentro de edificios donde la estructura de acero marca aún más el contraste no es de todas formas invento del arquitecto inglés. Rem Koolhaas lo ha hecho también (y de manera permanente) en su Kunsthal de Rotterdam, tanto dentro, en forma de columna, como fuera ejerciendo de barandilla. Queda curioso, pero no deja de ser una especie de cuerpo extraño cuyo único uso es quitar hierro (nunca mejor dicho) a tanto acero. Aunque también fosilizados, los árboles incorporados a una casa japonesa por el arquitecto Hironaka Ogawa por el contrario tienen un sentido mucho más profundo para la familia que la habita. Cuando se decidió ampliar la casa familiar utilizando una parcela anexa  los dueños quisieron mantener los árboles en los que su hija había jugado tantas veces y que habían estado presentes en sus vidas por más de 35 años. Fueron cortados, deshidratados y alojados en el interior de la nueva casa construida para la
No sin mi árbol
hija, ya crecida, y su esposo. ¿Te imaginas apoltronado en el salón junto a los árboles familiares escuchando sin ir más lejos el tema Twilight de Vangelis? Fijo acabas levitando un metro. ¿Cómo? ¿Que qué dice esa sensual voz (en japonés por cierto) con una cadencia como de haiku? Me temo que esto es ya un poco irse por las ramas, pero venga va, todo sea por la  transversalidad: "El día cae en el atardecer. Es la magia del tiempo. A la misma hora mañana habrá otra magia. Es cuando los colores se tornan sabores, y los sabores se tornan colores. Y es cuando las sombras se diluyen en un azul profundo...". Si puedo seguir ya con temas arquitectónicos decir que puestos a preservar árboles hubiera tomado nota de la casa Levene de Eduardo Arroyo (el arquitecto, no el pintor). Y aprovechando que seguimos en Japón, en este punto también podríamos hablar de Toyo Ito y su, digamos, fijación arbórea, pero ya nos estamos alargando mucho. La última foto es para el respetuoso muro de Bernard Rudofsky, el autor de Arquitectura sin arquitectos, en la casa Nivola de Nueva York: