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Así que al final van a poner un foster en mi vida... |
Pues no era un cuento chino. Foster junto con el estudio Lamela (responsable de las torres de Colón y de su posterior reconversión en
horterada como art-decó versión
Miami Vice) va a remodelar el edificio España, ese cruce no menos peculiar de estilos neoherreriano y neoyorquino de los hermanos donostiarras Otamendi que, como ya hemos repetido aquí varias veces, Fernández-Galiano tachó en impactante oxímoron de
rascacielos manchego. Suma a toda esa bizarra amalgama de estilos el
high-tech del lord arquitecto y estarás conmigo que la cosa va a tener bemoles. De todas formas las modificaciones aún están pendientes de pasar por Patrimonio, que lo va a tener crudo para empastar el regionalismo localista de los Otamendi con la arquitectura global y tecnológica de Foster: ¿Qué dialogo puede resultar de tendencias tan heteróclitas? Uno de besugos, mayormente. No hace mucho, en un relato extremo de f(r)icción arquitectónica que aquí narrábamos (
Como una ola), imaginábamos un Madrid en el que los emblemáticos edificios de la plaza de España eran demolidos y mira tú por dónde un chino (Ma Yansong) levantaba en su lugar las torres Mississauga. Aunque a veces pensamos que una intervención tan radical sería lo mejor para acabar con semejante desgracia de edificio, no es menos cierto que sería un brutal despilfarro que no parece que nadie se pueda ahora permitir. En fin, consolémonos pensando que siempre será mejor un monstruo devuelto a la vida por un hábil Frankenstein que un inútil zombie.
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