Pero vamos a ver, ¿no habíamos quedado en que los arquitectos habían vuelto a poner los pies en el suelo, lejos ya de la arquitectura ficticia, espectacular y egocéntrica de la década prodigiosa en pos de un realismo nada mágico pero muy necesario? Pues fíjate en este cuerpo extraño emergiendo brutalmente cual alien, octavo pasajero, de las entrañas de la centenaria Tabakalera donostiarra, en plena reconversión de severo complejo fabril en centro cultural dedicado a las artes visuales según el proyecto de Jon Montero Madariaga y Naiara Montero Viar. El inmenso tocado, panóptica txapela, ha sido bautizado por los arquitectos como Kristaldun Prisma (Prisma acristalado) y albergará una cafetería que promete vistas impagables sobre la ciudad a la vez que se iluminará cual faro en la noche. Sorprende semejante atrevimiento hi-tech (no en vano Naiara Montero trabajó con Grimshaw) en una ciudad tan conservadora en lo arquitectónico, aunque el hecho de tener al lado a la torre de Atotxa, eyesore local que suele estar en el top ten de los edificios más feos de España y con el que el prisma parece querer dialogar (¿qué se dirán?), habrá ayudado a los sufridos vecinos del barrio de Egía a digerir el cristalino artefacto.
La torre de Atotxa ya nunca estará sola |
En fin, podría haber sido peor. Uno de los participantes en el concurso propone, también sobre el tejado, una torre en forma de periscopio. El segundo premio, del estudio local Vaumm, también sugiere una torre de cristal, en este caso mejor resuelta ya que está en un lateral con lo que no rompe la silueta del edificio y se plantea como una calle vertical (el proyecto se llama Tabakalea, juego de palabras entre Tabakalera y kalea, calle en euskera) con una forma que remite directamente a la torre Atotxa. Sorprende en la lista de participantes en el concurso internacional la ausencia de estudios conocidos, salvo Vaumm, Peña Ganchegui, Izaskun Chinchilla, Iñaki Bergera o Andrés Jaque no conozco a nadie: me hubiera gustado ver las propuestas de Lejarraga, Selgas Cano o Nieto Sobejano, y, ya puestos, la de los galácticos Herzog y de Meuron, Foster o Moneo. Sorprenden también los nombres de los proyectos, ofreciendo juegos de palabras a vueltas con el tabaco o relatos a cuál más interesante: los hay divertidos (Ramas entre bambalinas en el sambódromo donostiarra, Kadukados, Karmen la cigarrera, estos son sevillanos), poéticos (No me pidas que te mire porque miraré, Entre azules), cinematográficos (Scarface, North Northwest, Inside Out, Smoke)... echa un vistazo a la lista completa aquí. El arquitecto como cuentacuentos para adultos.
Fumando esperamos que el injerto curse sin rechazo y, al contrario que en Alien, criatura y huésped sean felices y coman perdices.
El graffiti también es arte ¿no? |
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