Los días 7, 8 y 9 de abril asistí en el Caixafórum de Madrid a un ciclo de conferencias que con el título
Arquitectura y ciudad en las sociedades del tercer milenio impartió Luis Fernández-Galiano, catedrático de proyectos en la ETSAM, director de
Arquitectura Viva, académico de Bellas Artes de San Fernando y en suma el
number one de la crítica arquitectónica de nuestro país. Don Luis, que no hay sarao arquitectónico al que falte, desgranó, con su habitual estilo cercano, una serie de ideas sobre la ciudad a partir de un gran número de fotos proyectadas para la audiencia en grandes dimensiones y sin leer un solo papel, dando a sus conferencias el dinamismo y la energía también habitual en sus presentaciones. Sin el apoyo de todas esas fotos el resumen que hagamos de dichas conferencias quedará cojo, pero por nosotros que no quede.
Día 1. "La arquitectura se ha salido de sus goznes".
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Caja Vital ¿antes o después de la explosión? |
Para explicar cómo se ha producido esta situación de saturación de iconos arquitectónicos que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado (y está dando), Fernández-Galiano (en adelante LFG) se retrotrae hasta Le Corbusier (al que pronto el Caixafórum madrileño dedicará una exposición). Todos tenemos la imagen de su arquitectura pura, ordenada y exacta en las formas pero esa obsesión suya por la perfección quedaría trastocada tras la experiencia de la Segunda Guerra Mundial. Como sucedió con el resto de las artes, se busca reflejar el horror del momento histórico con formas aleatorias y alabeadas que acaban adoptando la forma de extraños
bultos a menudo amenazadores (aquí ilustró la idea con el póster de la película
The Blob, no te pierdas su añejo
trailer) que nos siguen inundando hoy gracias a Hadid,
Yansong y compañía. Pues fíjate que fue Le Corbusier el primero que inicia con
Ronchamp y su tejado curvo ese terremoto en el panorama arquitectónico de la época. Y aunque por supuesto las formas curvas no fueran exclusivas de él, el impacto de la capilla fue tal que su influencia resultó decisiva. Y en esas estamos ¿Debe el arquitecto ser una suerte de sismógrafo, notario de nuestro convulso Zeitgeist (como se planteó en una Bienal de Venecia) o debe ser el médico que ponga orden en las ciudades? Y aquí LFG nos puso fotos de un típico edificio de Libeskind que asemejó a un choque de trenes y del edificio de la Caja Vital en Vitoria, que ves más arriba, que sufrió un atentado con bomba de ETA en 2008. El pie de foto (la
instantánea era de un periódico) señalaba los enormes destrozos del edificio, pero lo cierto es que ya
era así cuando fue terminado un año antes, y los daños afectaron sólo a los cristales... LFG no se anda con florituras, habla directamente de un
momento enfermo de la arquitectura y remite a una escena de una película de Buster Keaton con una
casa imposible, caricatura perfecta de estos tiempos que nos ha tocado vivir. La arquitectura, aquejada de un salvaje exhibicionismo, busca tan solo seducir y se convierte en una fábrica de sueños (muchos de ellos a tamaño XL, Koolhaas es mencionado a menudo). Y es aquí cuando LFG trae a cuento, muy oportunamente, el libro
Me alquilo para soñar de Gabriel García Márquez. El arquitecto se alquila para soñar, pero para soñar su propio sueño, no el sueño del colectivo para el que ha de trabajar. La conferencia acaba con una frase contundente:
Lo más importante en arquitectura no es crear edificios sino hacer territorio.
Día 2. "El cemento es más ecológico que el césped".
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Benidorm, nuestro pequeño Hong Kong, no es tan terrible. |
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Con su conocido discurso crítico ante la ciudad dispersa (la
Babilonia horizontal), don Luis defiende hoy la ciudad densa y compacta, que es mucho más ecológica en su ahorro de infraestructuras y recursos que el
sprawl (
desparrame en Hispanoamérica), esas interminables barriadas de chalets adosados del extrarradio de las ciudades. Benidorm, tan denigrado, es recuperado como ejemplo de cómo evitar la destrucción de (aún más) litoral mediterráneo. Si somos capaces de controlar los tres tradicionales problemas de las ciudades (tráfico, salubridad y seguridad), la ciudad es extraordinaria en palabras de LFG, eso sí, como se nos vayan de las manos, acabaremos con monstruos urbanos como la antigua ciudad amurallada de
Kowloon en Hong Kong, ya felizmente demolida, una ciudad sin ley con la mayor densidad de población del mundo (equivalente a
1,9 millones de habitantes por km2). Pero es que incluso las barriadas de favelas, a menudo asociadas con pobreza y delincuencia, resultan para LFG "lugares de esperanza" que ofrecen muchas más oportunidades a sus habitantes que cualquier bucólica aldea aislada. Y si hay que admitir que el sueño arquitectónico del ser humano suele ser la casa aislada en entornos de gran belleza natural (aunque el mío es un ático en Manhattan, el de Patty Hewes de la serie
Damages me vale), lo cierto es que si multiplicamos dicho sueño por los miles de millones que somos en la tierra el sueño deviene pesadilla, como decía Le Corbusier. LFG compara las urbanizaciones de extrarradio (entornos sin riesgos pero también sin atractivo según él) con una rosa sin espinas, indolora pero artificial. En esta entusiasta defensa de la ciudad, don Luis concluye que Manhattan con su malla urbanística regular y densa es la ciudad más ecológica del mundo.
Y ¿cómo construir las nuevas ciudades y barrios? La densidad es en este sentido clave. Si como veíamos en Kowloon una densidad excesiva conlleva toda clase de problemas de criminalidad e higiene, resulta que una densidad demasiado baja en una ciudad de torres exentas con grandes espacios vacíos entre sí acaba también siendo una ciudad fría y robótica que aliena a sus habitantes. LFG ofrece como modelos a seguir por un lado un diseño urbanístico reciente, pero que en realidad sigue la tradición vernácula de la zona (el
Masdar de Foster) y por otro dos que datan de 1860 nada menos pero siguen siendo perfectamente válidos: el
plan Cerdá de Barcelona y el plan Castro de Madrid. Finaliza LFG la conferencia señalando que la ciudad es el mejor marco para desarrollar nuestras vidas, es un recurso contra la crisis y un motor de innovación. En el coloquio posterior, al hilo de estos temas, don Luis comentó que el dinero que a través de, por ejemplo, microcréditos, se otorga a personas necesitadas debe darse siempre a la mujer, nunca al hombre, porque el hombre lo malgasta en sí mismo, mientras que la mujer revierte ese dinero en la familia que a su vez crea territorio. Dijo literalmente que el hombre destruye, no construye (LFG no se corta un pelo, como seguirás viendo). Mi
contraria ya es fan incondicional de don Luis.
Día 3. "La arquitectura hace visible lo invisible".
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Realismo ¿mágico? |
La última sesión se dedicó a dar una visión de las nuevas arquitecturas surgidas de la crisis y de la percepción al fin generalizada de que nuestros recursos son limitados. Siempre partiendo de la importancia de la arquitectura como disciplina (que últimamente, esto lo digo yo, algunos intentan descafeinar convirtiéndola en una disciplina subordinada al arte, el diseño o incluso la artesanía), como marco que hace percibir la realidad de otra manera e incluso nos hace ver lo invisible (don Luis y sus oxímoron), el director de
Arquitectura Viva hace hace mención a arquitectos que en el pasado o en la actualidad viven su tarea con una actitud completamente diferente al
starchitect de rigor. Hace ya tiempo que LFG viene defendiendo esa nueva arquitectura social, austera y ética a través de congresos con la fundación Arquitectura y Sociedad
(Más por Menos,
Lo Común), exposiciones (sobre Prouvé y Fuller, comisariadas ambas junto a Foster;
Spain Mon Amour y una que aún se puede ver,
The Architect is Present) o números monográficos dedicados al tema en su revista, todos ellos repasados someramente en la conferencia de hoy. Y acaba con un ejemplo extremo de esta nueva tendencia arquitectónica que es la plaza de Léon Aucoc en Burdeos que puedes ver en la foto. Designados los arquitectos franceses Lacaton y Vassal (uno de los estudios que en plena efervescencia de la arquitectura espectáculo ya defendían a capa y espada la austeridad y el componente social de la disciplina) para remodelar dicha plaza, decidieron que no necesitaba ninguna intervención
"porque poseía la belleza de lo que es obvio, necesario y correcto" dicen en su web. Y lo que es más, amenazaron con demandar al ayuntamiento si decidía dar la remodelación a otro estudio porque ese proyecto era suyo. LFG aplaudió calurosamente el gesto en la conferencia, yo también en ese momento, pero ahora que lo pienso (y veo más fotos) tengo mis dudas y voy a atreverme a contradecir a don Luis. Antes que nada, querido lector, echa por favor un vistazo a otras fotos de la plaza
aquí. ¿De verdad crees que a esta plaza no le hace falta nada? ¿Ese horror de farola pega ahí? ¿Esos cuatro tristes bancos es lo único que los usuarios realmente necesitan? ¿Aquí nadie tiene niños? ¿Queda bien -y es seguro- que los coches puedan aparcar sobre la zona peatonal porque no hay división entre ella y la calle? Mira, en mi opinión de aficionado dominguero, esta plaza (si no lo digo reviento) es una
merde. Creo que Lacaton y Vassal, pensando más en
making a statement que en los vecinos, han querido hacer un brindis al sol de cara a la galería (una
boutade por decirlo en su idioma), han enterrado sus talentos y al no intervenir han dejado la plaza
invisible. Afortunadamente otros arquitectos no han hecho lo mismo en el resto de la ciudad (Burdeos ha sido sometida en los últimos años a un impresionante lavado de cara), porque si no aún sería la urbe horrenda y abandonada que era en los 90. Sin necesidad de colocar ningún Guggenheim, simplemente poniendo en valor los bellos edificios que la ciudad ya tenía, peatonalizando, mejorando sus plazas (una de ellas remozada por Patxi Mangado) e introduciendo el tranvía la ciudad es hoy un ejemplo de ciudad cuidada, vivible y realmente bella. La arquitectura haciendo visible lo invisible.
LFG acaba la conferencia con la impactante foto que ya utilizó en una presentación para el congreso
Arquitectura: Lo común y el mismo mensaje (que
aquí recogimos). En el coloquio, obligamos a don Luis a mojarse (se lanzó a la piscina sin miramientos) con tres temas de actualidad: la supuesta necesidad de manifestódromos (los veía innecesarios), la
polémica con la fundación de Foster (esta pregunta se la hizo un servidor, defendió que un arquitecto que es capaz de remodelar el British Museum podría igualmente hacer una intervención respetuosa con el palacete de Saldaña. Me atreví a invitarle a que intercediera para que no renunciara a hacer la fundación dada su amistad con el lord arquitecto, a lo que contestó que su renuncia parecía irreversible) y la otra polémica arquitectónica del momento, la probable demolición de la fábrica Clesa de Alejandro de la Sota en Madrid a lo que contestó que Clesa no era Tarragona o el gimnasio Maravillas y que no le parecía tan dramático. Sin morderse la lengua en ningún momento, habló en ambos casos de
talibanismo tanto por parte de Patrimonio en el caso de Foster como en el de los defensores a ultranza de Clesa.
Y esto fue todo en este lujazo de conferencias de la Cátedra La Caixa (gratuitas, y encima te dan un diploma al final). Estuve a punto de hacer un ruego a LFG: que escribiera más libros, pero ya no me atreví a tanto. Desde
El fuego y la memoria (su tesis doctoral) ya ha llovido y es que además, aparte de ser una autoridad en la materia, escribe de vicio. Para más inri, últimamente parece que está dejando un poco de lado la arquitectura y se nos está convirtiendo en una suerte de
global thinker que tan pronto habla de geopolítica como de sociología o economía (en sus ocasionales artículos de opinión para
El País, como el de hoy mismo, ya no habla de su especialidad ni de refilón). ¿Estará ya todo dicho en arquitectura?