Hablábamos en la entrada anterior de una biblioteca en Madrid cuyo coste ascendía a 9,5 millones de euros. Pues fíjate ahora en la impresionante biblioteca (la más grande de Europa) que se ha marcado la ciudad de Birmingham, le ha salido al consistorio (está pagado integramente por el ayuntamiento) por la friolera de 220 millones de euros. La han levantado de nueva planta, pasando olímpicamente de la otra biblioteca emblemática con la que la ciudad contaba, un frío edificio brutalista del que el Príncipe Eterno, con su habitual desprecio por la arquitectura moderna, decía que era más un lugar para quemar libros que para leerlos.
El flamante edificio se estrena hoy mismo y es del estudio holandés Mecanoo. Su líder, Francine Houben, señala que las bibliotecas son los edificios públicos más importantes (las compara con las catedrales) y dice que se han planteado esta en concreto como un "palacio del pueblo", un monumental punto de encuentro siguiendo supongo la estela de Seattle. Las formas de la biblioteca juegan con los ángulos rectos y las circunferencias, que crean varias "rotondas" en el interior del edificio (los distintos niveles se comunican mediante escaleras mecánicas con una disposición que recuerda a los centros comerciales). La forma circular puede verse también en el patrón de la celosía que envuelve el edificio, una piel que me resulta algo kitsch, como años 60, y en una sala que corona el inmueble, cual faro dorado vista desde el exterior, dedicada a Shakespeare. Decorada en estilo victoriano, alberga ediciones valiosas y
reliquias como una máscara mortuoria del dramaturgo y poeta. Date una vuelta virtual y escucha a Houben hablar sobre el edificio en este
video. Si eres más de fotos pincha
aquí.
La biblioteca ha recibido en general críticas positivas, por eso llama la atención la que le dedica el
Telegraph titulada
"La Biblioteca de Birmingham no es un edificio, es un anuncio". El autor (Stephen Bayley) compara la biblioteca con el recientemente inaugurado MuCEM de Ricciotti en Marsella, y apunta:
" En Marsella, el arquitecto francés Rudy Ricciotti dice, con cierta tristeza, que quiere 'desmuseificar los museos'. Pues en Birmingham los arquitectos holandeses Mecanoo quieren desbibliotecar las bibliotecas, lo que creo que quieren decir en realidad es 'hacerlas ruidosas'" (toma oxímoron, o no: en un
artículo mucho más entusiasta de Jonathan Glancey, curiosamente para el mismo periódico, se cita a un directivo de la biblioteca diciendo esto:
"Queremos superar la noción de que las bibiotecas son lugares silenciosos donde te mandan callar si levantas la voz... hay espacio para actividades, ruido, reuniones y encuentros con amigos"). O sea, que la bibiloteca va a ser ruidosa por fuera y por dentro.
Una última apreciación: con los 220 millones de euros que ha costado se podrían haber hecho 23 bibliotecas como la de Eugenio Trías en Madrid. Como para pensárselo. De todas formas, ya puestos, mejor gastarlo en una biblioteca (se esperan 10.000 visitantes diarios en la de
Brum) que en la madrileña Caja Mágica de Perrault (294 millones, el presupuesto inicial fue de 120), completamente infrautilizada. A ver si al menos nos dan las Olimpiadas y podemos en parte justificar el
clavo.