Algo huele a chamusquina en Londres. La torre Walkie-Talkie, ya muy avanzada, refleja con tal virulencia los rayos del sol (gracias a sus generosas superficies de cristal y la forma abombada de la fachada) que ya se han dado casos de salpicaderos de plástico derretidos en coches aparcados cerca. No me lo estoy inventando, lo dice el Independent. Si lo piensas tiene sus ventajas: cinco minutillos de exposición y te coges un bronceado que ni torrándote tres horas en Benidorm. Pues menos mal que no está en Sevilla.
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