viernes, 16 de diciembre de 2011
Recuerdos del verde
Memories of Green es un tema de Vangelis compuesto en 1980 para el álbum nada comercial (casi maldito) See You Later que incorporaba una preocupación medioambiental en varios de sus cortes. El verde del título tiene que ver precisamente con el color ecológico por excelencia, y el tema es una dulce melodía de empaque clásico, alejada de los bombásticos anthems del compositor griego y que suena envejecida, como escuchada con nostalgia en un lejano futuro representado por los típicos sonidos sintéticos que cruzan el tema en forma de tenues interferencias (y que se realizaron con un juego electrónico de marcianitos típico de la época). El tema fue recuperado poco después para la banda sonora de Blade Runner y es que esta original mezcla musical bien podría ser la extrapolación musical del propio concepto de la película: un mundo futuro, tecnológicamente avanzado, pero que se resiste nostálgicamente a abandonar usos y formas del pasado. El título también podría parecer pensado ex profeso para la película, pues en la misma el color verde sólo hace su aparición en el final edulcorado e impuesto de la versión de 1982 (imágenes tomadas por cierto de descartes de El resplandor de Kubrick), mientras que en la Director´s Cut del 92, al igual que en la reciente Final Cut, ya con el final querido por Ridley Scott, predominan siempre los tonos claustrofóbicamente oscuros propios de la ciudad de Los Angeles en 2019 tal y como la ideó el genio de Scott: una urbe acabada, lúgubre y sucia, habitada por seres disfuncionales que solo desean huír al Off-World. La perfecta distopía que desde Metropolis ha sido lugar común de la ciencia ficción (¿quieres escuchar el tema?).
Pues bien, ya podemos decir, a cinco años de 2019, que esa visión apocalíptica de la ciudad no ha lugar. O al menos, eso es lo que dice Edward Glaeser, profesor de Harvard y experto en urbanismo, en su libro Triumph of the City (El triunfo de la ciudad), que subtitula con abrumador optimismo Cómo nuestro mayor invento nos hace más ricos, más listos, más verdes, más sanos y más felices ¿¿La ciudad verde?? Pues sí: precisamente Lo gris es verde es el título de la reseña que del libro hace Luis Fernández-Galiano en AV. Como dice Glaeser según leo en la mencionada reseña: "Sería mucho mejor para el planeta que su población urbana viviese en ciudades densas construídas alrededor del ascensor, en lugar de hacerlo en áreas diseminadas construídas en torno al automóvil". La ciudad permite un importante ahorro en infraestructuras a la vez que unas sinergias que favorecen a sus moradores, incluso a los más pobres. Muy bien, pero que conste que Glaeser vive en un casa en el extrarradio, como apunta, y varias veces, en su libro. Lo señala Zabalbeascoa, más crítica con Triumph of the City que Fernández-Galiano, y al que dedica nada menos que cinco entradas de su blog.
La ciudad nos atrae y repele por igual, pero siempre nos subyuga, cuanto más densa mejor y si tiene edificios icónicos ya ni te cuento. Nos va el gris, el verde lo dejamos para los puentes. La publicidad o, de nuevo, el cine son buena muestra. Al final, la desproporcionada torre Califa de Dubai (828 m.) tendrá sentido porque Tom Cruise se pasea por la fachada (dicen que sin doble) para la última secuela de Misión Imposible. Sean Connery y Catherine Zeta-Jones hicieron también sus pinitos en las torres Petronas de Pelli cuando eran aún las más altas del mundo en aquella olvidable peli cuyo nombre no me apetece buscar. Bond, James Bond, se deslizaba en tirolina desde la fachada del Guggenheim contribuyendo a la leyenda del infausto efecto Bilbao. Y en The International, peli arquitectónica donde las haya, el otro Guggenheim quedaba destrozado tras un tiroteo salvaje. Álex de la Iglesia ha incluido en su cine las torres Kio (como guarida del diablo nada menos) o el edificio Carrión de la Gran Vía (el de Schweppes). Hitchcock también gustaba de poner en sus películas iconos norteamericanos, ¿y qué decir de Woody Allen y su fijación con Manhattan? Y no sólo Nueva York, el último Londres lucía fantástico en Match Point. No puedo decir lo mismo de cómo reflejó Barcelona en Vicky Cristina Barcelona, llena de tópicos de turista. Y así podríamos seguir hasta el infinito.
(La foto que encabeza la entrada es la Nakagin Capsule Tower de Tokio, torre construida por Kisho Kurokawa en 1972 a base de cápsulas prefabricadas pensadas como habitáculo para un solo morador).
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