sábado, 31 de diciembre de 2011
Cómo trazar una línea
"Toma la pluma en tu mano
ahora, imagina la rectitud
piensa en las múltiples conexiones posibles
imagina ubicaciones entre puntos separados y las conexiones entre medias
tómate tu tiempo
encuentra la calma en la tinta y muévete hacia adelante
pero lentamente
visualiza el final al empezar
dibuja, respira
representa, en forma lineal, un camino de descubrimiento
marca las convicciones de tus ideales
y utiliza la menor distancia necesaria entre lo presente y lo posible
no te tuerzas ni osciles
fija tus ojos en una realización distante
mientras giras pausadamente la pluma en tu mano
suavemente
sin miedo
sin consideración por la historia
o los precedentes
o las expectativas
o la pérdida
simplemente inventa una nueva línea
una separación más elocuente entre aquello que vino antes y lo que puede venir de nuevo
tensa el pulso
siente la suave rugosidad de la hoja
y mueve la pluma hacia un punto de descanso
con tranquilidad
descubre la distancia entre donde estás y donde estarás
y dibuja esa diferencia
y conecta los puntos entre
quién fuiste
y en quien te convertirás
o
....
simplemente usa un ordenador".
(How to draw a line, Jody Brown en su blog Coffee with an Architect.)
Pongamos pasión en todo aquello que hagamos.
Y ahora observa cómo traza líneas un arquitecto -Álvaro Siza- a ritmo de When I´m 64 de los Beatles.
(Imagen: boceto de la Torre 2 del World Trade Center en Nueva York, de Norman Foster).
jueves, 22 de diciembre de 2011
Virtual como la vida misma
Cédric Delsaux es un fotógrafo francés que en su último libro (The Dark Lens) nos sorprende situando a personajes y naves de Star Wars en escenarios reales. Como el propio artista señala en un artículo para el NYT :"Mi primera intención no fue crear una serie sobre La guerra de las galaxias, sino fotografiar lugares que componen nuestra modernidad: aparcamientos, zonas de la periferia, lugares olvidados, tanto bonitos como feos y tanto corrientes como descabellados. Sin embargo faltaba algo, mis imágenes eran planas, un déjà vu. Entonces se me ocurrió la idea de añadir estos personajes de ciencia-ficción". La autora del artículo, Dana Jennings, da en el clavo al señalar que lo real y lo virtual cada vez se parecen más: "parece (casi) natural ver a un androide sonda ocupándose de sus cosas en una carretera nevada y desierta de Chernóbil o un ejército de androides preparado en las afueras de la reluciente Dubai, que surge ella misma del desierto como un sueño hollywoodiense". George Lucas nada menos prologa el libro.
En la foto Darth Vader luce palmito galáctico ante Les Espaces d´Abraxas en Marne-la-Vallée, el imponente bloque postmoderno, gris y sin embargo verde, de Ricardo Bofill que realza el poder imperial del icónico líder del lado oscuro (y guarda un inquietante parecido con la Estrella de la Muerte). Observa cómo en el tejado dos soldados imperiales vigilan la escena. Date una vuelta por la web de Delsaux aquí.
"La fantasía es más poderosa que la realidad porque responde más adecuadamente a las infinitas demandas del espíritu" (Avivah Gottlieb Zornberg).
lunes, 19 de diciembre de 2011
El Lloyd´s, como San Pablo.
Hablando de iconos urbanos: el Patrimonio británico acaba de poner al Lloyd´s de Rogers nada menos que en el Grade I, la calificación máxima para edificios protegidos. Existen tres grados de protección: el I, el II* y el II. Sólo el 2,5% de los edificios protegidos tienen el Grade I, y sólo el 0,2% son edificios construidos tras 1945. Todo un éxito para el edificio que el Príncipe Carlos tachara de refinería de petróleo en pleno centro de Londres. Más.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Recuerdos del verde
Memories of Green es un tema de Vangelis compuesto en 1980 para el álbum nada comercial (casi maldito) See You Later que incorporaba una preocupación medioambiental en varios de sus cortes. El verde del título tiene que ver precisamente con el color ecológico por excelencia, y el tema es una dulce melodía de empaque clásico, alejada de los bombásticos anthems del compositor griego y que suena envejecida, como escuchada con nostalgia en un lejano futuro representado por los típicos sonidos sintéticos que cruzan el tema en forma de tenues interferencias (y que se realizaron con un juego electrónico de marcianitos típico de la época). El tema fue recuperado poco después para la banda sonora de Blade Runner y es que esta original mezcla musical bien podría ser la extrapolación musical del propio concepto de la película: un mundo futuro, tecnológicamente avanzado, pero que se resiste nostálgicamente a abandonar usos y formas del pasado. El título también podría parecer pensado ex profeso para la película, pues en la misma el color verde sólo hace su aparición en el final edulcorado e impuesto de la versión de 1982 (imágenes tomadas por cierto de descartes de El resplandor de Kubrick), mientras que en la Director´s Cut del 92, al igual que en la reciente Final Cut, ya con el final querido por Ridley Scott, predominan siempre los tonos claustrofóbicamente oscuros propios de la ciudad de Los Angeles en 2019 tal y como la ideó el genio de Scott: una urbe acabada, lúgubre y sucia, habitada por seres disfuncionales que solo desean huír al Off-World. La perfecta distopía que desde Metropolis ha sido lugar común de la ciencia ficción (¿quieres escuchar el tema?).
Pues bien, ya podemos decir, a cinco años de 2019, que esa visión apocalíptica de la ciudad no ha lugar. O al menos, eso es lo que dice Edward Glaeser, profesor de Harvard y experto en urbanismo, en su libro Triumph of the City (El triunfo de la ciudad), que subtitula con abrumador optimismo Cómo nuestro mayor invento nos hace más ricos, más listos, más verdes, más sanos y más felices ¿¿La ciudad verde?? Pues sí: precisamente Lo gris es verde es el título de la reseña que del libro hace Luis Fernández-Galiano en AV. Como dice Glaeser según leo en la mencionada reseña: "Sería mucho mejor para el planeta que su población urbana viviese en ciudades densas construídas alrededor del ascensor, en lugar de hacerlo en áreas diseminadas construídas en torno al automóvil". La ciudad permite un importante ahorro en infraestructuras a la vez que unas sinergias que favorecen a sus moradores, incluso a los más pobres. Muy bien, pero que conste que Glaeser vive en un casa en el extrarradio, como apunta, y varias veces, en su libro. Lo señala Zabalbeascoa, más crítica con Triumph of the City que Fernández-Galiano, y al que dedica nada menos que cinco entradas de su blog.
La ciudad nos atrae y repele por igual, pero siempre nos subyuga, cuanto más densa mejor y si tiene edificios icónicos ya ni te cuento. Nos va el gris, el verde lo dejamos para los puentes. La publicidad o, de nuevo, el cine son buena muestra. Al final, la desproporcionada torre Califa de Dubai (828 m.) tendrá sentido porque Tom Cruise se pasea por la fachada (dicen que sin doble) para la última secuela de Misión Imposible. Sean Connery y Catherine Zeta-Jones hicieron también sus pinitos en las torres Petronas de Pelli cuando eran aún las más altas del mundo en aquella olvidable peli cuyo nombre no me apetece buscar. Bond, James Bond, se deslizaba en tirolina desde la fachada del Guggenheim contribuyendo a la leyenda del infausto efecto Bilbao. Y en The International, peli arquitectónica donde las haya, el otro Guggenheim quedaba destrozado tras un tiroteo salvaje. Álex de la Iglesia ha incluido en su cine las torres Kio (como guarida del diablo nada menos) o el edificio Carrión de la Gran Vía (el de Schweppes). Hitchcock también gustaba de poner en sus películas iconos norteamericanos, ¿y qué decir de Woody Allen y su fijación con Manhattan? Y no sólo Nueva York, el último Londres lucía fantástico en Match Point. No puedo decir lo mismo de cómo reflejó Barcelona en Vicky Cristina Barcelona, llena de tópicos de turista. Y así podríamos seguir hasta el infinito.
(La foto que encabeza la entrada es la Nakagin Capsule Tower de Tokio, torre construida por Kisho Kurokawa en 1972 a base de cápsulas prefabricadas pensadas como habitáculo para un solo morador).
lunes, 12 de diciembre de 2011
De Valencia al cielo
Santiago Calatrava ha sido nombrado asesor del Vaticano, en concreto consultor del Consejo Pontificio de la Cultura. Toma castaña. Tanta alusión a la paloma blanca en su obra, que al final el Papa ha entendido que lo del valenciano es metarquitectura con mensaje biblico. Y casi obra milagros: sus edificios, artefactos más bien, se mueven, mutan, rotan, algunos hasta se escoñan (es el precio de la experimentación, amigo), lo suyo es puro deus ex machina (nunca mejor dicho). Lo de la caridad y la pobreza lo lleva un poco peor, sus edificios, incluso en simple fase de proyecto cuestan un riñón y parte del otro, como todos sabemos. Nadie es perfecto. Y quién sabe, quizás se reconvierta y haga algo gratis et amore para su Santidad. Y muy bien por el Vaticano, se le ve muy al tanto de las últimas tendencias arquitectónicas, lo de más por menos y tal. Dios los cría...
domingo, 4 de diciembre de 2011
El mensaje del arquitecto travieso
jueves, 1 de diciembre de 2011
Sardinas y mejillones
Sé que me repito, pero es que no puedo con esto. Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, se va a gastar 24 millones de euros en ampliar el palacio de Congresos de su ciudad. La obra será acometida por el estudio de Norman Foster (en la imagen, infografía del proyecto), el mismo que levantó a finales de los 90 el primer palacio, popularmente conocido como la sardina. Y yo me pregunto ¿No se habrá enterado doña Rita de que la ciudad dispone de un fastuoso auditorio (apodado en este caso el mejillón) de Calatrava que salió por 60 millones y se utiliza de pascuas a ramos para competiciones tenísticas y poco más? ¿No se ha enterado tampoco de que tenemos a la prima (de Zumosol) más atacada que la nave de StarTrek? ¿Tampoco de que la Comunidad de la que su ciudad es flamante capital es una de las 6 que no cumplen con el objetivo de déficit (y por tanto arrastran a las demás al abismo griego)? ¿Se habrá olvidado también la alcaldesa de que dicha Comunidad entregó precisamente a Calatrava 15 millones de euros por el proyecto de unas desorbitadas torres, a construirse también en su ciudad, que nunca saldrían del blueprint? (Y claro, como sabe doña Rita, lo que se da, no se quita) ¿Y tampoco sabe que el presidente electo Mariano Rajoy, de su mismo partido, repite cual obsesivo mantra que su único objetivo es recortar gastos de todas partes como mandan los mercados, nuevo coco inventado por el sistema para que traguemos y callemos? ¿No es consciente de los esfuerzos que su partido está haciendo para que cuando llegue la temida escisión de Europa en dos velocidades, España, junto a Italia, Mariano y Mario (llamemos al tándem Mari(an)o, contrapunto de dúo Merkozy), se quede en el núcleo duro? La alcaldesa se defiende diciendo que la ampliación se autofinanciará gracias al turismo de negocios que atraerá el potenciado palacio y hace unas optimistas cuentas de la lechera. Pues que tenga cuidado, el Campus de la Justicia madrileño también se iba a autofinanciar con la venta de inmuebles sin cuento, y fíjate cómo se quedó el pobre. Hecho unos zorros. Barberá, over the moon tras los resultados electorales, quiere que Valencia sea la Dubai mediterránea, y al fin y al cabo las lujosas ciudades del golfo no son sino fallidas fallas arquitectónicas que, ay, también acabarán sus días pasto de las llamas financieras.
No hay droga más dura que el ladrillo y sus derivados.
No hay droga más dura que el ladrillo y sus derivados.
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