Hace tan solo unos días aparecían por la red las primeras fotos del campus universitario del Instituto Masdar, de Foster+Partners en la ciudad del mismo nombre en Abu Dhabi y ahora lo han hecho los rénders del Museo Nacional Zayed en el mismo emirato y diseñado por el mismo estudio. Sorprenden en el proyecto las cinco estructuras en forma de hoja o ala que surgen de un montículo artificial que aloja las salas. Las torres actúan como chimeneas termales permitiendo la circulación de aire fresco en el interior del edificio sin recurrir a aparatos de aire acondicionado y son también un homenaje al fundador de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, un enamorado de la cetrería. Más.
martes, 30 de noviembre de 2010
viernes, 26 de noviembre de 2010
Arquitectura de género
¿Tiene género la arquitectura? A veces parecería que sí. La primera foto, del Guardian, nos muestra la evolución de The Shard, el soberbio rascacielos en construcción de Renzo Piano que en días superará a la torre más alta de Londres y Gran Bretaña (la One Canada Square en Canary Wharf de 235 m.) para continuar su ascensión hasta los 310 metros, convirténdose para entonces en la torre más alta de Europa exceptuando Rusia. Voluntad de perpetuación, ansia de potencia vertical, deseo de devenir en icono identitario, fijación por alcanzar el firmamento (y más allá). Sorprende en otro orden de cosas cómo Londres, que tiene unos cuantos rascacielos en construcción, hace oídos sordos al fulgurante Recorte Inglés de Camerón de la isla, y es que las entidades financieras anglosajonas ya andan preparando la siguiente crisis, a ver si de una vez por todas descabalgan a los PIGS, que la arquitectura del euro es cosa de WASPs y no de wimps. Y a los miembros blandos de la Unión Europea (periféricos es el nombre técnico) que les den dos duros, nunca mejor dicho.
La segunda foto responde al reciente ganador de uno de los cinco premios Aga Kahn de arquitectura de este año, el museo Madinat Al Zahara en Córdoba de Nieto y Sobejano (con jota, por favor) que se encarga de la conservación y difusión de los restos de la antigua ciudad mandada construir por Abderramán III en el siglo X: arquitectura enraizada en la tierra, casi soterrada (me recuerda a las casas que decaArchitecture ha hecho en la isla griega de Antiparos), sobria en sus planteamientos pero con vocación de crear comunidad, tan fácil de allanar y violentar pero tan resistente a la vez.
sábado, 20 de noviembre de 2010
miércoles, 17 de noviembre de 2010
El acelerador de obsesiones
Volvemos a traer otro curioso experimento de arquitectura dentro de la arquitectura. Esta vez el autor es Jiménez Lai del estudio Bureau Spectacular (otro modesto como BIG), y el proyecto se llama Briefcase House, o sea, la casa maletín. En la foto queda chulo, pero ojo, está en un loft de 140 metros cuadrados diáfanos. La casa maletín encierra una habitación con armario y vestidor más una librería por fuera, y es ideal como zulo aislante para cuando no quieres saber nada del mundo y te apetece leer a Poe y sus historias de muertos que reviven en sus ataúdes. Jiménez Lai propone un cómic explicativo de su proyecto-instalación en el que un urbanita en crisis existencial decide hacer un experimento a base de recluirse como un anacoreta (o su version última, un hikikomori) durante un año en su casa viviendo a caballo entre ambos espacios. El zulo se convierte en un maletín extragrande en el que coloca las cosas que realmente necesita, eliminando todo lo superfluo. Cuando vuelve explica su experiencia (la llama el acelerador de obsesiones, y es que metido ahí las neuras deben multiplicarse de manera exponencial) a su novia, que ha recibido sus extrañas cartas y anda algo confusa (finalmente le da boleto, claro). Deprimente, pero me gusta. Léelo tú mismo aquí.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Carvajal vs Ingels
Estos días pasados han estado trufados de impactantes contrastes por aquí. El último fin de semana coincidían en nuestro país Lady Gaga y el Papa, obviamente no en el mismo acto (habría sido un puntazo, por cierto), sino que una venía a los conciertos de la MTV en Madrid que reunieron a lo más granado del pop internacional y el otro a una visita pastoral que recaló en Santiago y Barcelona. Cada visita tuvo su realce arquitectónico en sendos edificios que al igual que sus protagonistas tenían poco que ver: las estrellas del pop se reunían en la Caja Mágica de Perrault, ese enorme rectángulo metálico, mecánico y gris de apariencia fría y distante, y el líder de la Iglesia católica elegía como uno de sus escenarios mediáticos la iglesia eternamente inacabada de la Sagrada Familia (125 años y lo que le queda) de Gaudí, una sensual explosión de formas curvilíneas y decoración exuberante.
Al día siguiente El País nos ofrecía el inaudito regalo de ¡dos! artículos directamente relacionados con arquitectos. Pero una vez más, qué contraste más brutal entre ellos. Por un lado, Bjarke Ingels, el imparable danés que con solo 38 años ya prácticamente se le puede considerar arquiestrella gracias a sus proyectos de soberbio diseño que no olvidan la sostenibilidad como mandan los tiempos, y que al mismo tiempo parece jugar a convertirse en gurú metaarquitectónico al estilo de Koolhaas por su interés en acuñar nuevos conceptos como ecolomía (economía+ecología) o su lema "Yes is More" jugando con el ya manido "Less is More" de Mies. Todo ello aderezado con un aspecto moderno, desenfadado y hedonista: su melena cuidadosamente despeinada (el llamado look out of bed), sus informales y amenas presentaciones de proyectos, su continuo buen rollito sideral, vamos, que Bjarke es un tío supercool de la muerte. Él es grande y lo sabe: llama a su estudio BIG (Bjarke Ingels Group). Pues a lo que íbamos, dabas la vuelta a la hoja del periódico y te cruzabas con otro artículo dedicado a la Torre de Valencia en Madrid y su arquitecto, Javier Carvajal, del que no tenía ni la menor idea. Para los no oriundos, la torre en cuestión (en la foto), de nada menos 27 plantas y acabada en 1973, es un extraño icono de la ciudad. Extraño porque es una torre de una modernidad tan radical que, a pesar de sus 37 años de vida, no ha logrado integrarse en su burgués entorno del barrio de Salamanca quizá porque nunca lo intentó. Diríamos que parece más perdida que un pulpo en un garaje, pero como este es un blog con pretensiones diremos más bien que se trata de un artefacto autista que se niega a dialogar con su entorno y se enclaustra en una verticalidad totémica y ensimismada. Recuerdo de pequeño las críticas de mis padres ya que estropeaba la vista de la Puerta de Alcalá desde Cibeles (como si la tal puerta fuera la octava maravilla del mundo), de hecho el artículo hace también referencia a la enorme polémica que se creó. Al parecer dicha polémica, pero sobre todo la aceptación de cargos políticos en los últimos años del régimen franquista, le granjearon a su autor una absoluta impopularidad que llegó casi a suponer su final como arquitecto. Carvajal, docente universitario como Ingels, apestado y paria para los restos, se refugió en la enseñanza, pero lejos de convertir su probable frustración en cinismo y amargura y arrojarla a la cara de sus inocentes alumnos, algo no infrecuente en esta profesión, supo dar un gran ejemplo de profesionalidad a sus estudiantes (algunos grandes arquitectos ya como Campo Baeza) que ahora le rinden homenaje a sus 84 años con el libro La huella del maestro. Acabamos con una cita al respecto del propio Carvajal (la que realmente ha motivado este entrada, todo lo demás hasta aquí es sólo un poco de relleno):
"[la enseñanza] Es una de las actividades más gratificantes que existen por el premio que supone el descubrimiento, en cualquier alumno, de ese brillo en la mirada que se enciende porque hemos conseguido decir algo que dejará huella a lo largo de toda una vida, o porque lo dicho por nosotros resuena en ellos y les abre puertas que les servirán para siempre; ese momento de alegría resarce de todos los esfuerzos, de todos los desánimos (que también existen)".
sábado, 6 de noviembre de 2010
La insoportable levedad de Siza (2)
Hace algunos meses comentábamos las críticas cosechadas por las paradas de autobús diseñadas por el estudio de Álvaro Siza que iban surgiendo a lo largo de la Castellana y Recoletos en Madrid. Totalmente de cristal, la ligera estructura daba lugar según algunos colectivos a que personas con visión reducida tuvieran algún encontronazo desagradable con ellas. Hoy lucen unas pegatinas en forma de líneas azules para hacer notar la estructura, justo lo contrario imaginamos de lo que pretendía el Pritzker luso. Link a la entrada con fotos.
Pues Siza lo ha vuelto a hacer. Esta vez en la minimalista remodelación que ha acometido en la pequeña pero emblemática plaza de las Cortes. Según leo en Scalae diseñó una terminación en el vértice más cercano a la escultura de Neptuno en forma de grada que pudiera utilizarse como mirador sobre la plaza de Cánovas del Castillo y los Jerónimos (es ideal también para ver el carrillón de Groupama con los autómatas diseñados por Mingote), pero los peatones interpretaron erróneamente la idea y la utilizaban como incómoda escalera. Cuando la cifra de damnificados por caídas se elevaba a cuatro el ayuntamiento decidió cerrar a cal y canto el vértice de la plaza con vallas y, según he podido comprobar, unos maceteros de chiringuito playero, señalizando las escaleras a utilizar en castellano e inglés no vaya a ser que alguno de los ilustres guiris alojados en el cercano Palace (especialmente este fin de semana con el evento MTV) se nos desgracien y nos pongan una demanda millonaria, lo que le faltaba a las arcas municipales.
Aunque es cierto que hay no pocos ciudadanos, entre ellos bastantes de nuestros intrépidos abuelos, que tienen vocación de traceurs hay que reconocer también que el rompeolas sin mar de Siza quedaba bastante desprotegido. Tras varios meses de consideración el arquitecto portugués ha ideado una barandilla metálica. Más aquí.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Kengo Kuma en Dundee
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