domingo, 18 de marzo de 2018

Citas



"Cada edificio tiene al menos dos vidas, la imaginada por su creador y la vida que vive después, y nunca son la misma.(...) Haces un enorme esfuerzo por ser lo más riguroso y preciso posible, pero al mismo tiempo sabes que cada intención puede no solo ser ignorada, sino que los edificios son por definición tan infinitamente flexibles que se pueden usar de cien o incluso mil formas diversas y contradictorias. (...) Cuando un edificio está hecho trato de desvincularme de él tan rápido como me sea posible para poder tener la libertad de disfrutarlo de muchas formas y ser objetivo sobre él. Eso también me permite contemplar las obras como si fueran de otro, y he de admitir que es un momento maravilloso". (Rem Koolhaas en el documental Rem).

"Tenemos, todos los que vivimos, / una vida que es vivida / y otra que es pensada, / y la única vida que tenemos / es ésa que está dividida / entre la verdadera y la errada. / Cuál sin embargo es la verdadera / y cuál la errada, nadie / nos lo sabrá explicar; / y vivimos de manera / que la vida que tenemos / es la que tenemos que pensar". (Fernando Pessoa).

"¿Como se diseña una ciudad a partir de un vacío y se inventan espacios para servir a los moradores del presente y del futuro? Las ciudades son montones de historia a través de los cuales rayos de luz y poesía emergen. Sin embargo son las personas las que definen los espacios de cada edificio. Su movimiento y acciones transforman los espacios en un escenario. El dilema que se plantea es el de sensación frente a razón. Le Corbusier desarrolló un plan, pero el uso solo puede ser dispuesto y contemplado verdaderamente a través del tiempo. Una hoja en blanco no es un punto de partida ideal para una ciudad. Takamasa Yoshizaka recordaba el proceso de construcción en Chandigarh: se excababan hoyos y los montones de tierra eran la medida del jornal obtenido por cada trabajador. Le Corbusier decía que un montón de tierra no es nada sin intención, y la intención es lo que atrae el espíritu que estimula la emoción del hombre. Gente con 6.000 años de historia trabajando en el Panyab convertían montones de tierra en poesía". (Martien Mulder, The City Beautiful)

sábado, 10 de marzo de 2018

Periféricos (2)



El Pritzker ha vuelto a sorprendernos otorgando su premio a un veterano desconocido para el gran público (empezando por mí): Balkrishna Doshi, de 90 años, nacido en Pune (India) en el seno de una familia dedicada al negocio de los muebles y que llegaría a trabajar con Le Corbusier supervisando sus proyectos en Chandigarh y Ahmedabad, ciudad en la que también trabajó codo con codo con Kahn en una escuela de negocios que el norteamericano no vería terminar. Como señala Anatxu Zalbalbeascoa, del primero aprendió el uso del hormigón y el lenguaje moderno, del segundo, una monumentalidad enigmática que lo mismo puede ser moderna que arcaica. El jurado del premio, presidido por Glenn Murcutt y en el que también están Richard Rogers o Benedetta Tagliabue, resalta en un comunicado que el indio ha creado "una arquitectura seria, nunca ostentosa o seguidora de tendencias" que partiendo de modelos occidentales ("debo este premio a mi gurú, Le Corbusier", señaló Doshi al conocer que había ganado el premio) "desarrollará un vocabulario en armonía con la historia, cultura, tradiciones locales y grandes cambios de su pais natal, India". Oliver Wainwright indica por ejemplo cómo adaptó el tejido urbano lleno de vacíos de Chandigarh a la tradición india construyendo extensos barrios de viviendas sociales con patrones urbanísticos mucho más densos. William J. R. Curtis, hablando de su estudio (Sangath), un pequeño campus de edificios en Ahmedabad con numerosos guiños arquitectónicos (hasta utiliza trencadís, quizá como homenaje a Gaudí), comenta que se sitúa "en el filo de la navaja, entre industrialismo y primitivismo, entre arquitectura moderna y forma vernácula". Otro equilibrista (precisamente en una entrevista reciente en Dezeen señala que ese difícil equilibrio se está perdiendo, ya que las nuevas generaciones de arquitectos indios se dedican a imitar la estética de otras latitudes olvidando el rico legado de su propio país).

Te dejo con un último enlace a la página del Pritzker donde tienes más información y excelentes fotografías.






domingo, 4 de marzo de 2018

Dos torres

No, no vamos a hablar de El señor de los anillos, sino de dos torres últimas y antagónicas que nos han llamado la atención.


La primera es tan última que de ella solo está la primera piedra y los cimientos, y porque se han reutilizado los que ya se habían construido para soportar el Centro de Congresos diseñado por Mansilla y Tuñón en forma de disco (sol naciente era su nombre) para Madrid  justo detrás del complejo de las Cuatro Torres, proyecto finalmente desestimado porque el ayuntamiento no podía hacer frente a su coste, 300 millones, los mismos que va a costar la angulosa torre que puedes ver en el rénder. Es de agradecer que esta inmensa cicatriz haya sido al fin suturada, como ha señalado el concejal de urbanismo de la capital, esta vez por iniciativa privada: el grupo Villar Mir, que también estuvo detrás de la cuarta torre, la diseñada por Pei, el arquitecto de la pirámide cristalina del Louvre que por cierto aún sigue teniendo tirón mediático (se acaba de usar para promocionar el recién lanzado DS7). Decíamos en la anterior entrada que el estilo internacional era ya algo del pasado, pero mira por dónde  los arquitectos de la nueva torre (Fenwick Iribarren) mencionan como referentes a la torre Hancock en Chicago de SOM y a Mies van der Rohe sin el más mínimo empacho. Tiene forma de T invertida, en el estilizado slab vertical que sobrepasará los 160 metros (menos alta de todas formas que sus vecinas) se alojará una universidad privada, mientras que el alargado zócalo que le sirve de base albergará un centro de medicina deportiva. El proyecto se complementa con unos jardines que pretenden dar vida al entorno en línea con la blue architecture, un concepto ideado por Fenwick Iribarren, estudio experto en centros comerciales y estadios. La nueva torre, por cierto, se llama Caleido.¿No hay quinto malo? Tú mismo.


La segunda torre que te traigo, acabada pero aún sin inaugurar, culmina la Fondazione Prada en Milán y es de OMA. En busca de una forma icónica que añada aún más contraste al batiburrillo formado por los diferentes pabellones de la antigua destilería, Koolhaas, como Fenwick Iribarren, parece haber tomado como referente las formas modernas (su torre es para más inri blanca nuclear) para a continuación, a diferencia aquí del respetuoso estudio madrileño, dedicarse a dar tajos con una saña que solo puede ser edípica al bloque rectilíneo hasta dejarlo mirando a Cuenca (no es la primera vez). La perspectiva cambia según desde donde la mires (tenemos por tanto cuatro torres en una) y cada planta es también dispar en dimensiones y altura. Se trata, lo dice el propio Koolhaas, de crear inestabilidad, en línea con su cruzada personal contra la comodidad excesiva y la aversión al riesgo que caracterizan al primer mundo. Más aquí.

Entre el exorcismo exacto -y algo macabro- del Movimiento Moderno y su aggiornamento cínico, ¿con qué torre te quedas tú?