miércoles, 25 de abril de 2012

Cabañas para crear


En esta humilde cabaña de Hertfordshire, al norte de Londres, escribió George Bernard Shaw Pygmalion (más conocida por el nombre de su adaptación, My Fair Lady), entre otras obras. El escritor de origen irlandés, el dramaturgo más importante de la literatura británica en la primera mitad del siglo XX, diseñó él mismo la cabaña, situada en el jardín de su mansión, con un curioso sistema de base giratoria que le permitía elegir la orientación de su refugio en cada momento. De esa manera siempre tenía luz solar directa (observa cómo pivota bajo un brazo metálico). La cabaña girasol, que él llamaba "Londres" para que sus sirvientes no tuvieran que mentir cuando les ordenaba que no le molestaran las visitas inoportunas ("El señor está en Londres", respondían), aún existe y se puede visitar, como demuestran las fotos de Graham Hale.

Cuántos pensadores y artistas eligieron cabañas remotas para pensar y crear: los músicos Grieg o Mahler, pensadores como Heidegger o Wittgenstein, escritores como Woolf, Dylan Thomas o Hansum, por no hablar de su precursor, Thoreau. ¿Es un fenómeno típicamente anglosajón? (José Hierro escribía sus poemas en un bar). Te propongo unas citas del interesante (y espeso) libro de ensayos Cabañas para pensar basado en la exposición celebrada en la Fundación Luis Seoane de A Coruña el año pasado:

"La cabaña es la cueva hecha acto de pensar. O el pensamiento hecho estructura. Parece ser el armazón-materialización de un deseo, de una pulsión arrolladoramente intensa. El exoesqueleto de una actividad. Como la armadura de Quijote". (Eduardo Outeiro, Atravesar la cabaña, alcanzar el bosque).

"Cuando, en la profunda noche de invierno, una agitada tormenta de nieve pasa rugiendo con sus sacudidas alrededor del refugio, cubriendo y tapándolo todo, entonces es la hora señalada de la filosofía. Su preguntar debe entonces volverse sencillo y esencial". (Martin Heidegger, Paisaje creador ¿Por qué permanecemos en la provincia?).

"Conviene siempre recordar aquello que Wittgenstein apuntara en una nota del año 46: la grandeza o pequeñez de una obra depende de dónde esté quien la hizo". (Alberto Ruiz de Samaniego, Al borde del mundo habitable. De cabañas y trazas de ausencia).

Por cierto que en la isla canadiense de Fogo el estudio Saunders Architecture ha levantado recientemente varias cabañas espectaculares con la intención de atraer a artistas, escritores y pensadores a este inhóspito pero bello confín:




¿Interesado?

jueves, 19 de abril de 2012

Nueva sede de Repsol


Recién estrenado su hospital de Móstoles, Rafael de la-Hoz tiene también cercana la inauguración de la nueva sede de Repsol en Madrid, que dará nuevos bríos a la expoliada petrolera. Admirador de Hergé (de ahí quizá su gusto por la línea clara en su arquitectura), defensor de una "arquitectura silenciosa" ("en arquitectura, la serenidad es un pecado más interesante que la visibilidad"), de la Hoz nació, cómo él dice, arquitecto (es la tercera generación). Hace poco le preguntaban por su sello personal: "Tal vez lo podríamos definir como la pasión por no cometer errores, pero eso es imposible. La arquitectura es un oficio algo frustrante y el sello consiste en reducir ese número de errores al mínimo posible en el siguiente proyecto".

sábado, 14 de abril de 2012

Dopajes


"Muchos museos, muchas universidades, muchos catedráticos y auditorios nacidos estos años y convertidos en signos de un vertiginoso desarrollo socio-cultural, han unido al despilfarro la vacuidad y la corrupción a su máscara. Ahora, no obstante, se ve que tras esa carcasa muchas de esas edificaciones, físicas y no físicas, van cayendo a pedazos. Bien porque fueron construidas de arena, bien porque fueron abandonadas sin apuntalar(...). En suma, al hecho de una cultura que necesitaba albergues para hacerse mejor se ha respondido con la farsa de grandes contenedores sin vida interior. ¿Cómo no esperar que su resistencia a la crisis fuera tan débil y, en ocasiones, igual a cero?
Hay drogas que diseñan impresionantes atletas pero fundamentalmente sus músculos no son el efecto de proteínas dosificadas sino de esteroides que acrecientan pronto la masa muscular. Y la envenenan. Esta viene a ser la fábula de Zapatero y de Rajoy. Los deportes nos llevan a la Champions League , al mundial de baloncesto y a la final de la Copa Davis pero sus merecimientos despiertan recelos en medio mundo. Porque si España en tantos asuntos ha crecido con drogas (anfetas especulativas, chutes de la Unión Europea, supositorios megalómanos) ¿cómo no deducir —aun falsamente— que los éxitos deportivos, desde el fútbol al waterpolo, son partes del omnipresente doping nacional? Universidades, aeropuertos, museos o auditorios inspirados en el culturismo y no en la cultura. Grandes pero no fuertes, gigantes con pies de barro, idóneos para ser derribados y, en ciertos casos, hasta por el menor temblor". (Vicente Verdú, Drogas que hacen creer en el más allá, en El País.)

lunes, 9 de abril de 2012

Un viaje al pasado









Hoy nos olvidamos del adjetivo que nos define. Traemos fotos del balneario de Corconte, justo en el límite entre Cantabria y Burgos, un lugar en el que el tiempo parece haberse detenido. Construido en 1922 por el arquitecto Valentín R. Lavín del Noval en estilo neomontañés, el edificio ha sido testigo de nuestra convulsa historia reciente. Ha alojado a Alfonso XIII o a Antonio Maura, un asiduo. Y en él almorzó en 1939, recién reabierto tras la Guerra Civil, el conde Ciano, yerno de Mussolini y a la sazón ministro de asuntos exteriores de Italia, cuando fue a visitar el monumento que en el cercano puerto del Escudo se erigió para recordar a los combatientes italianos caídos apoyando a Franco apenas dos años antes en la batalla de Santander. La prensa de la época, probablemente con una imaginación desbordante, habla de un multitudinario recibimiento popular a su llegada por barco a la capital cántabra y una comitiva de 100 coches nada menos que le habrían acompañado en su viaje por carretera a El Escudo. En el balneario de nuevo la cifra exorbitante de 200 camisas negras que habrían agasajado su estancia. Precisamente en el hotel aún se conserva la invitación conmemorativa de la comida que allí tuvo lugar. Cuatro años más tarde Ciano era fusilado tras intentar huír de la agonizante Italia fascista. Su suegro Mussolini, que no hizo nada para evitarlo, algo más de un año más tarde correría la misma suerte. La historia europea de estos años va así de rápida. El monumento de El Escudo, un mausoleo en forma piramidal rodeado de cruces, según dicen ya sólo lo visitan las vacas, y han desaparecido las cruces conmemorativas.

En esta época empieza el declive del hotel. Se salvó por poco de ser inundado por el inmenso embalse del Ebro, inaugurado en 1952, que aumentó el atractivo de sus vistas. Se intentó dar al establecimiento nuevos usos deportivos aprovechando la cercanía del pantano pero la iniciativa no funcionó. El auge del turismo de playa acabó definitivamente con su época dorada. Sobrevivió por la calidad de sus aguas (aún siguen embotellándose en una pequeña planta adyacente), que ya se conocían desde antes de 1850, y cuyas propiedades fueron alabadas hasta por Gregorio Marañón nada menos. Hoy en día el hotel se mantiene prácticamente como estaba en la belle epoque, de ello dan fe la puerta giratoria de la entrada o el piano de cola del salón de baile que deberían estar en un museo (el ascensor sí se ha cambiado afortunadamente, el primero que tuvo el establecimiento era manual, de todas formas para la época que fue construído tenía toda clase de innovaciones tecnológicas: electricidad, calefacción central, agua caliente, incluso cinematógrafo). La primera impresión que ofrece a un urbanita es de un lugar decadente y rancio, recordando al hotel de El resplandor de Kubrick. Pero una vez que te adaptas a su ritmo quedas atrapado por su fascinante arquitectura, sus magníficas vistas y la historia que en fotografías y documentos exhibe en sus paredes. Hoy, alejado del glamour, vuelve a su uso más fundamental: un hotel de baños ideal para desconectar. Su futuro es incierto en estos tiempos, pero con el retorno a la cultura de lo slow y lo vintage, bien podría ser brillante.

Unas últimas palabras para su arquitecto,Valentín Ramón Lavín del Noval. La ambición de crear un lugar especial queda reflejada en la elección de este arquitecto municipal de la capital cántabra, concejal y con el tiempo académico correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue responsable, entre otras obras, del Ateneo o el Club de Tenis de Santander o del Banco de Santander en Reinosa, aparte de numerosas villas, escuelas e incluso iglesias siempre en un estilo regionalista. Una versión actualizada de dicho estilo montañés la tenemos en la Casa de Cantabria de Madrid, de Carlos de Riaño.